Con ambos tratamientos de fertilidad, las posibilidades de éxito de un embarazo pueden aumentar significativamente respecto a un embarazo natural. Aun así, existen algunas diferencias entre la Inseminación Artificial y la Fecundación in Vitro que debemos tener muy en cuenta, sobretodo antes de empezar cualquiera de estos tratamientos de fertilidad.
¿Qué es la Inseminación Artificial?
La
inseminación artificial es una de las técnicas más sencillas de reproducción asistida, donde
se prepara la muestra de semen (de la pareja o de un donante anónimo)
y se introduce en el útero de la mujer a través de una fina cánula, con el objetivo de que contacten con los óvulos y se formen embriones para dar lugar a un futuro embarazo. Este tratamiento de fertilidad intenta imitar la reproducción natural (ya que deben ser los espermatozoides los encargados de llegar hasta el óvulo y fecundarlo), pero sustituyendo el coito por una técnica artificial.
¿Qué es la Fecundación in Vitro (FIV)?
La
FIV, en cambio, es un tratamiento de fertilidad más complejo, en el que la fecundación (es decir, la unión del óvulo y el espermatozoide) se produce en el laboratorio, fuera del cuerpo de la mujer. Antes de empezar con el tratamiento, se estimula hormonalmente a la mujer para extraer sus ovocitos (a través de una aspiración folicular) y se prepara una muestra de semen (de la pareja o de un donante anónimo). Es en el laboratorio donde
se ponen en contacto los óvulos con los espermatozoides para formar embriones, y éstos son introducidos en el útero de la mujer con una fina cánula, esperando que den lugar a un embarazo.
Diferencias principales entre la Inseminación Artificial y la Fecundación in Vitro (FIV)
Aunque
tanto la Inseminación Artificial como la FIV son tratamientos de fertilidad muy utilizados y efectivos en la reproducción asistida, existen muchas diferencias entre ellos que debemos tener en cuenta y que son muy importantes para decidir qué tratamiento es el más adecuado para cada mujer.
1.- El proceso de fecundación:
La diferencia más evidente entre la Inseminación Artificial y la FIV es el proceso de fecundación. En la
Inseminación Artificial, la fecundación del óvulo ocurre dentro de la mujer. En la
FIV, en cambio,
la fecundación ocurre en el laboratorio. De esta forma podemos concluir que en la Inseminación artificial solo se requiere preparar la muestra de semen, mientras que en la FIV, además de preparar la muestra de semen, también debemos preparar el endometrio de la mujer, para extraer los óvulos y poder fecundarlos en el laboratorio.
2.- Complejidad del tratamiento de fertilidad:
Otra gran diferencia es la complejidad que supone un tratamiento de fertilidad u otro. Cuando hablamos de complejidad
podemos afirmar que un tratamiento de FIV conlleva un proceso más complejo que la Inseminación Artificial, ya que
en la Inseminación no extraemos los óvulos de la mujer. Sin embargo, en la FIV sí, hecho que conlleva utilizar un proceso de laboratorio para juntar los óvulos con los espermatozoides. También debemos destacar que,
en una FIV, la mujer debe preparar su cuerpo con medicación hormonal, para formar suficientes ovocitos que puedan ser extraídos, mientras que
en la Inseminación Artificial la estimulación ovárica es mínima.
3.- La calidad del semen:
En el caso del hombre,
la calidad del semen es muy importante tanto en la Inseminación Artificial como en la FIV. Aun así, en una inseminación artificial debemos preparar y utilizar una muestra de semen que tenga al menos 2 millones de espermatozoides móviles en el eyaculado.
En una FIV no es un requisito que haya una gran cantidad de espermatozoides, ya que podríamos seleccionar los que tienen mejor movilidad para facilitar la fecundación.
4.- La calidad embrionaria y de las trompas:
En el caso de la mujer,
la calidad de las trompas también es muy relevante para decidir realizarse un tratamiento de fertilidad u otro. Cuando hablamos de
Inseminación Artificial, las trompas deben ser permeables para poder realizar el tratamiento, debido a que los óvulos y espermatozoides aún tienen que fecundarse. Sin embargo,
para hacer una FIV no es necesario, ya que los óvulos se extraen previamente y se vuelven a introducir en forma de embriones, realizando el proceso fuera del cuerpo de la mujer.
Lo mismo sucede con la calidad embrionaria: para someterse a un tratamiento de
Inseminación Artificial, la mujer debe tener una buena calidad embrionaria para que los espermatozoides lleguen a fecundar alguno de los óvulos.
En la FIV no es necesario, ya que es el embriólogo quien seleccionará el mejor embrión ya fecundado para ser implantado en el útero de la mujer.
5.- La información sobre el proceso:
Con un tratamiento de FIV, podemos conocer más información sobre el estado fértil de la mujer. Al extraer los óvulos y realizar todo el proceso de fecundación en el laboratorio, podemos evaluar factores como la calidad y cantidad de los óvulos, la tasa de fecundación, la respuesta de la mujer a la estimulación ovárica, e incluso la evolución de los embriones.
En la Inseminación artificial no podemos obtener tanta información y debemos esperar a realizar la prueba de embarazo para conocer cómo ha funcionado el tratamiento.
6.- La rapidez del tratamiento de fertilidad:
La inseminación artificial es mucho más rápida y sencilla que la FIV: Se prepara la muestra de semen y cuando llega el período de ovulación, realizamos la introducción de los espermatozoides en el útero de la mujer, que puede durar unos 5 minutos.
En la FIV se necesita mucho más tiempo: se debe realizar la punción folicular con sedación, la identificación de los óvulos, la fecundación en el laboratorio, el cultivo embrionario y la transferencia de los embriones al útero, un proceso que puede durar unos 5 días aproximadamente (sin incluir el proceso previo de estimulación ovárica).
7.- Las variantes de cada tratamiento de fertilidad:
La Inseminación Artificial se puede realizar de dos formas: con el semen de la pareja o con el de un donante anónimo compatible con la mujer que se realizará el tratamiento, utilizando siempre los óvulos propios.
La FIV, en cambio, tiene distintas variedades para poder ser realizada por todo tipo de mujeres y parejas. Podemos realizar la
FIV con óvulos propios, tanto con semen de la pareja como con semen un donante anónimo. Pero también podemos realizar una
FIV con óvulos de una donante anónima, con el semen de la pareja o con semen de un donante anónimo.
La
FIV también puede ser realizada por una pareja de mujeres homosexuales, utilizando los óvulos de una mujer de la pareja y el semen de un donante anónimo, pero implantando los embriones en el útero de la otra mujer de la pareja. (A este tratamiento se le llama
Método ROPA).
En aquellos casos de infertilidad más graves o cuando la Fecundación in Vitro convencional no ha dado resultado, se puede realizar una
FIV con Microinyección Intracitoplasmática de espermatozoides (FIV + ICSI). La FIV con ICSI es el mismo tratamiento que una FIV convencional, pero seleccionando el espermatozoide que mejores características morfológicas y de movilidad presenta, para depositarlo posteriormente en el interior del ovocito.
Por último, también podemos encontrar la
Mini FIV, donde se utiliza
el mismo procedimiento que en una FIV convencional pero utilizando el mínimo de medicación hormonal posible, haciendo este tratamiento mucho más natural.
8.- Las indicaciones para cada tratamiento de fertilidad:
Como ya hemos comentado, la
FIV es un tratamiento más complejo que la Inseminación Artificial y por este mismo motivo cada uno de los tratamientos se aconseja en mujeres distintas. La inseminación artificial, por ejemplo, se indica principalmente en mujeres jóvenes, normalmente menores de 35 años, que aparentemente no tienen ningún problema de fertilidad o tienen problemas leves, pero que no consiguen quedar embarazadas de forma natural. La FIV, en cambio, se aconseja sobretodo en mujeres con problemas diagnosticados de fertilidad y en parejas y mujeres de más de 35 años que no consiguen quedar embarazadas.
9.- Las probabilidades de éxito del tratamiento de fertilidad:
Debido a que
la Inseminación Artificial es una técnica mucho más sencilla que la FIV, el éxito de embarazo también varía. La inseminación artificial suele utilizarse en mujeres con un buen estado fértil y las posibilidades de éxito con este tratamiento llegan al 15-20%. En cambio, un tratamiento de FIV puede alcanzar el 50% de posibilidades de embarazo en mujeres con buen estado fértil. Aun así,
no debemos fijarnos solo en las estadísticas, ya que el éxito del tratamiento de fertilidad dependerá siempre de la edad de la mujer y de las causas de infertilidad.
10.- El precio del tratamiento de fertilidad:
Con las diferencias que existen entre la Inseminación Artificial y la FIV, el precio de cada tratamiento de fertilidad también es muy diferencial. Una
Inseminación Artificial suele costar entre 300€ y 700€ en la mayoría de clínicas de fertilidad. En cambio,
los precios de FIV ascienden a los 2.300€ y hasta 6.000€, debido a que es un proceso mucho más complejo, donde se requiere utilizar el laboratorio y técnicas más avanzadas.
Si quieres más información sobre los precios de FIV, puedes consultar nuestro artículo del blog: “Precios de los tratamientos de fertilidad y los gastos que debo tener en cuenta”
Para concluir, queremos destacar que
no hay un tratamiento de fertilidad mejor que otro. Cada mujer tiene unas necesidades distintas y por ello necesitará un tratamiento de fertilidad adecuado y personalizado a su caso. Y aunque son muchas las diferencias entre estos dos tratamientos de fertilidad, siempre tienen delante el mismo objetivo: ayudar a las mujeres y parejas a cumplir su sueño más natural de ser padres.
Si lo necesitas, puedes
solicitar una primera visita gratuita con nuestro equipo médico, para que estudien tu caso y puedan recomendarte cuál es el mejor tratamiento para ti.