Lo trascedental de este descubrimiento es su aplicación en las técnicas de fertilización, ya que la cantidad y tamaño de las chispas son un indicador de la viabilidad del fututo embrión al ser implantado.
En ocasiones, cuando los poetas o guionistas de cine hablan del amor se han realizado alusiones a los fuegos artificiales, a un choque de trenes, etc., con ello se han querido transmitir los sentimientos, emociones y sensaciones esta relación despierta. Pues bien, existe un trasfondo real, un grupo de investigadores de la
Universidad de Northwestern (Estados Unidos) ha logrado capturar unas impresionantes imágenes del momento en el que se encuentran un espermatozoide y un óvulo, realmente se producen chispas o una explosión de fuegos artificiales al convertirse en cigoto.
En el momento en que se produce la fecundación aparecen chispas creadas por el zinc, se trata de la primera vez en la historia que se han visto esas chispas y se ha logrado capturar el momento en el que se producen. Este descubrimiento tiene un gran potencial en la aplicación científica, ya que puede ayudar a los expertos en fecundación in vitro (FIV), a elegir los mejores cigotos para el procedimiento. Parece ser que el tamaño y cantidad de chispas es una medida directa de la calidad del cigoto y su capacidad de desarrollarse para convertirse en un embrión que sea viable.
Los expertos explican que es una forma de evaluar y clasificar la calidad del cigoto de una forma que nunca antes se ha podido evaluar. Para recoger estas imágenes se trabajó con una inyección de enzima espermático a fin de activar el incremento del nivel de calcio y zinc en el interior del óvulo, que se liberan al transformarse en cigoto. Hay que decir que en este estudio no se pudo utilizar esperma real, ya que no está permitido llevar a cabo este tipo de procedimientos de investigación humana según las leyes federales del país.
Ya se tenía constancia de las chispas que se producen con la fecundación en una investigación realizada con roedores de laboratorio hace unos años, se pudo constatar la liberación de este elemento. Ahora se demuestra que ocurre lo mismo en el ser humano, siendo la primera vez que las chispas de zinc se han documentado en un óvulo humano. Los expertos explican que no se sabía mucho sobre lo que ocurría en el momento en el que se encontraban espermatozoide y óvulo, y gracias al trabajo coordinado entre químicos y biólogos se ha dado un gran paso en la comprensión de la creación del cigoto y posterior embrión.
Una vez que se libera el zinc del huevo, éste se une a unas pequeñas moléculas que actúan como sondas y que emiten luz en experimentos de microscopía de fluorescencia, por tanto, la liberación rápida de zinc puede ser seguida como si se tratase de un destello de luz que aparece como una especie de chispas alrededor del cigoto creado. Según leemos aquí, el modo y la cantidad en la que se libera de zinc permite determinar la calidad y si se desarrollará un embrión sano, siendo una forma no invasiva y fácilmente visible para evaluar la calidad de un cigoto, y posterior embrión, antes de proceder a su implantación.
Los expertos explican que en la actualidad no existen herramientas o procedimientos para saber si un cigoto es de buena calidad, por supuesto, tampoco se sabe a ciencia cierta si el embrión resultante es viable hasta que logra desarrollarse durante el embarazo. Por tanto, con este nuevo procedimiento ya no hay que esperar a que se desarrolle el embarazo, se podrá saber antes de la implantación si el embrión es viable o no.