España tiene un triste récord, en competencia con Italia, es el país del mundo en donde las mujeres dan a luz su primer hijo más tarde, a los 30,6 años de media, lo que deriva en una tasa de fecundidad bajísima, entre las peores de los países avanzados, según un reciente estudio publicado por el Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona, titulado 'La infecundidad en España: tic-tac, tic-tac, tic-tac !!!'. No se trata de una singularidad genética ni cultural. Viene dada, según los expertos, por tres factores clave: la alta tasa de desempleo y precariedad que se ceba especialmente en las mujeres, la falta de apoyo público a la maternidad y el hecho de que el cuidado de los niños siga recayendo básicamente en las mujeres. Un cóctel explosivo al que la crisis y los recortes han introducido ingredientes aún más dañinos.
Alguien podría pensar que las parejas retrasan la llegada de la paternidad para disfrutar más de la etapa juvenil sin las ataduras de los hijos. Eso es cierto, pero solo en parte. Es uno de los factores clave que explican que madres con 20 o 25 años sean cada vez más infrecuentes, pero en los embarazos mucho más allá de los 30 el facto más a tener en cuenta es la falta de un marco laboral y familiar que evite convertir la paternidad en una carga demasiado pesada.
Tampoco se puede afirmar de que estemos ante una decisión voluntaria. “Las mujeres que no desean tener hijos y mantienen esta decisión a lo largo de su vida fértil son una minoría, siempre inferior al 5%. De hecho, España es uno de los países de la Unión Europea con la mayor distancia entre el número de hijos deseados y el número tenido”, según el citado estudio. La infertilidad primaria, la que afecta a las mujeres independientemente de su edad, tampoco es un factor importante, ya que explica solo el 2% de mujeres sin hijos.
La crisis económica ha paralizado la puesta en marcha de nuevas ayudas a la maternidad e incluso ha llevado a dar marcha atrás en algunas como el 'cheque-bebé' de Zapatero. Los permisos de paternidad se mantienen en las 16 semanas para las madres y dos semanas para los padres, que fueron fijadas por la ley de igualdad, sin que se haya cumplido la ampliación a un mes para estos últimos que debía haber entrado en vigor en el 2011.
La clave reside en “aquellas mujeres que pueden y quieren tener hijos y están en las edades socialmente consideradas para ser madre pero que optan por posponer la decisión unos años porque no reúnen las condiciones familiares y/o materiales óptimas para asumir los costes de la reproducción”, afirman los autores. La decisión se retrasa hacia unas edades en las que la fertilidad “entra en rendimientos decrecientes”, lo que acaba “truncando los proyectos reproductivos” de muchas mujeres.
El resultado es una buena parte de algunas de generaciones de mujeres acabarán renunciado la maternidad. El estudio calcula que el 29% de las nacidas en la segunda parte de la década de los 70 (entre 1975 y 1980) no habrán tenido hijos cuando cumplan 50 años.
Todo es corregible, por eso EasyFIV demanda políticas concretas y no solo buenas palabras para facilitar a las mujeres el acceso a la maternidad y la ayuda al cuidado de los hijos y el sostenimiento familiar. Y por ello también mantiene su política de precios socialmente justos, al alcance de la media de las familias, para que mujeres y hombres puedan tratar sus problemas de fertilidad.